Escribir es mi felicidad

Escribir es mi felicidad

jueves, 29 de octubre de 2020

Blogoteca de Microrrelato




Hoy les traigo una recopilación de Blogs dedicados al microrrelato, relato breve, minificción, microcuento o ficción breve o mínima como se lo conoce al texto que desarrolla una historia de extensión desde un renglón a no más de una página. La cantidad de palabras puede variar según los autores ,el más célebre es el de Augusto Monterroso de 7 palabras :

"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí" 
Y la escritora Ana María Shúa dice en su libro "Cómo Escribir un Microrrelato" que se considera un microrrelato a un texto de no más de 330 palabras.




(En los blogs hay varias definiciones ,conceptos y ejemplos con antologías y autores)

Sin más les paso los enlaces ,para abrir en una  ventana solamente hacer clic en el título del Blog  o copiar enlace de la dirección y pegar en navegador


Ana María Shúa  Escritora argentina maestra del relato breve

ildikotxt.blogspot.com  Escritora argentina de microrrelatos 












domingo, 13 de octubre de 2019

Haikus








HAIKUS



Rocío verde

Tierno frescor súbito

       Bebe duende* luz  




                                      

*duende. mariposa marrón



Nubes de libros

Palabras en urdimbre

Azul memoria





¿Trae el río

Ramajes de ilusión?

¿ o falsos sueños?




Pesadilla gris

Arena turbia tiempo

Alucina noches








Lee la niña

Mito y fábula cruel

Fascinada flor



Del naranjo fue

Dulcísimo  té de sol

Y bebí tu piel 





Sobre la cama,

La seda satén y tul

Tus pies desnudos ríen





Y un pez fiel, nada

Al fin del poema le

Crecen agallas








Un atardecer

de un verano cósmico

Besos de sal







Boca de dragón

Exalas de tus labios

 Rosas esencias



Patricia Delaloye

Elena y la peluquería



Elena  en la  peluquería



Elena pasó por la peluquería esa tarde y otra tarde, muchas tardes. No se animaba a entrar. Ella nunca se animaba. Había pensado que un corte la favorecería y le daría un nuevo estilo. Además el cartel decía: “Masajes capilares descontracturantes”. Esto la estimulaba más. En la oficina le hacían la vida imposible .Sobre todo Beatriz con ese maltrato y su arrogancia. Pero que le toquen la cabeza, que otras manos desconocidas palpen su cuero cabelludo la intimidaban. Si a ella la única que la peinó era su madre. Al fin una tarde se decidió. Entró y un joven con un mechón turquesa en el flequillo le dijo ¡Qué bueno que viniste! ¡Te veía siempre mirar por la vidriera!  Vení, tranquilita, sentáte en este sillón cómodo y dejá todo en mis manos. Elena  cerró los ojos y se abandonó a su destino. El estilista hizo su trabajo en media hora, a Elena le pareció una noche entera. Corte, frotado, lavado, secado y teñido. ¡Ya está! Miráte, ¿no estás divina? Elena se miró al espejo y un mechón fucsia #fulminante le caía por la frente.
Sintió un escozor en todo el cuerpo y pensó:”Mañana pido una licencia por enfermedad” Se van a reír de mi. 
¡Nunca podré ser feliz aunque sea un día!”

Esa niña

Nicoletta Ceccoli


Esa  niña corre detrás de un hombre .
Ella o ha visto pasar por la calle.
El hombre va en una bicicleta.
Ella lo ha visto tomar agua de la canilla y enjuagarse la boca 
También tirar un buche blanco espumoso  tras la tina de madera.
Subirse arriba de la bicicleta 
Corre y corre. 
Y llora desesperadamente
Se cae, tropieza .Se levanta y corre.
Siente el raspón en la rodilla. 
La sangre corre por su pierna.
El hombre no la escucha.
Su padre no la oye. 
La bicicleta y el hombre se alejan cada vez más.
El hombre o su padre ya son una manchita negra en el horizonte
Ahora su madre la alza en brazos. No sabe si es verdad.
Ella aún tiene sangre en la rodilla. 
Su pelo rubio está oscuro de sudor y tierra. 
Nunca más se habló del asunto.
Hace calor. Los perros de los vecinos ladran. 
Mira el reloj .Son exactamente las 3 de la madrugada. 
Exactamente la hora en que murió su padre. 
Aún ve en loca carrera a aquella niña que es ella y otras niñas.
Jamás supo si fue verdad o una pesadilla .

Elena





Elena


Elena va la oficina  bien arreglada. Es muy detallista con su peinado, vestimenta, maquillaje. Se coloca el perfume detrás de la oreja, en la nuca, en la sien. Tiene tres pares de zapatos que  combina con los colores de sus trajecitos y pantalones. Saluda a todos amablemente .Cuando llega  y cuando se va. En el café de media mañana Beatriz se levantó y dijo en voz bien alta que firmaran quienes iban a ir a la cena del sábado. Y pasó una lista. Cuando llegó a su escritorio su nombre y apellido no estaba. Se la dio a su compañero .Cada uno firmó y Beatriz la guardó. Ah y no se olviden de llevar cubiertos, agregó más fuerte. Elena decidió que iría igual. Pero esta vez daría un vuelco a su estilo. Se tiñó el pelo de un rojo alucinante. Compró una túnica con bordados dorados  en la boutique hindú de la galería del centro. No usaba zuecos desde la adolescencia .Esta vez se animó. Y se colgó una cadena con un medallón turquesa con el símbolo del ying y el yang. Envolvió los cubiertos en un papel de regalo que guardaba en el armario del comedor. Los puso en la cartera de lona con un búho que pintó ella misma. Llamó al remise. El salón estaba iluminado tenuemente y había música suave. Lo voy a pasar bien pensó .Y se dio ánimo. Empujó la puerta pero no abría. Luego vio el cartelito “Tire”  .Tiró  y entró. Como en una película surrealista vio a todos los ojos sentados .Juan Carlos vino a recibirla. Beatriz se acercó y agarrándose la cabeza le  dijo : "Elena , no hay mesa para vos .Y encima no es una fiesta de disfraces”. Elena sintió realmente que nunca sería feliz un instante por el resto de sus días.

Patricia Delaloye

viernes, 4 de octubre de 2019

Paulina y los seres imaginarios

Paulina y los seres imaginarios.
"Cada criatura del mundo
es como un libro y una imagen
para nosotros, y un espejo".

Alan de Lille (teólogo y poeta francés del siglo XII)


Las palabras evocan una creencia generalizada de la Edad Media: que cada piedra, planta y animal, por humilde que sea, desempeñaba un papel en el gran diseño de la creación de Dios. Los humanos podían leer la naturaleza, como un libro, para revelar e interpretar la verdad espiritual.
Paulina sintió  una  fascinación por la mitología y los seres fantásticos desde  niña. Solía ir a leer a la biblioteca de la escuela primaria en los recreos y a la tarde como socia. Sentada en el piso de parquet encerado, luego de haberle solicitado a la bibliotecaria libros sobre esas temáticas, sólo el timbre del recreo la sobresaltaba con la cabeza sumergida entre las ilustraciones, grabados y reseñas de antiguas cosmogonías .
Al principio la maestra le sugirió que leyera las Fábulas de Esopo y La Fontaine .Así lo hizo .Las que más retenía en la memoria eran aquellas en que los animales se devoraban unos a otros o eran muertos, desollados o sacrificados.  
La del lobo con piel de oveja, El águila y la zorra, El cazador que es mordido y muerto por una áspid.

Otro día se pasó releyendo la fábula del águila y el búho, imaginaba como en el descuido del alado animal, el otro se engullía a todas las crías del soberbio ave quien le había advertido que sus cachorros eran tan bellos y preciosos que los reconocería. Sin embargo el hambriento lechuzón  sólo vio unos animalejos monstruosos, repugnantes, de aire hosco y voz chillona. Y los devoró con fruición. Entendía las moralejas pero más se deleitaba con los relatos cruentos y sangrientos.
A medida que iba saciando su sed de truculencia y crueldad empezó a fijarse ella misma en los estantes donde se ubicaban los libros de mitología griega, romana y orientales.



Un inmigrante había donado una enciclopedia ilustrada en la que Paulina podía distinguir entre las letras góticas medievales del título las palabras  “Bestiario Latino Medieval”
Para investigar el  grueso libro, encuadernado con cuero envejecido, agrietado, con olor a la piel de los embutidos de la carnicería, Paulina debía ir a la biblioteca  a la hora exacta en que abría a los socios y se quedaba hasta el cierre.
No entendía las frases ni los relatos en latín pero quedaba subyugada por las ilustraciones de monstruosos animales .Luego cuando cursó el bachillerato pudo profundizar de qué trataban esas narraciones.

Por primera vez supo de la mantícora, una criatura con alas parecidas a murciélagos, la cara y la barba de un hombre, un cuerpo rojo y del tamaño de un león, ojos azules y tres hileras de dientes. Se decía que venía de la India y tenía una voz horrible: un cruce entre una flauta y una trompeta. Tenía cola de escorpión con aguijones en cada lado, que picaba tan rápido con esta arma que cualquiera que se acercara se enfrentaría a una muerte segura. Una opción para quienes se toparan con la mantícora era atacar desde la distancia, pero con cuidado, ya que la misma también podía utilizar su cola como arco y flecha. Rápida como un ciervo, la criatura era cruel y ansiaba carne humana. El ejemplar tenía a modo de glosa breves reseñas prendidas con alfileres herrumbrados que el hombre había traducido. 
Así Paulina comprendía mejor el retrato de estos animalejos No pudo evitar pensar en la maestra de 5º grado cuando leyó sobre la mantícora. 



El unicornio también le llamó la atención, estaba bellamente ilustrado con colores brillantes en azul, rojo  y dorado.  Le pareció el más hermoso entre tantos monstruos. Un animal pequeño, blanco y delicado  con un cuerno en el centro de la frente. Paulina  solicitó un diccionario ilustrado  en castellano para poder interpretar mejor la historia de estos ser fabuloso. Leyó que el unicornio se describía de diversas maneras, como un chivo pequeño, un asno o un caballo. El único cuerno en medio de la cabeza se representa como recto y largo, y a menudo con un surco en espiral que lo recorre. Es feroz, fuerte y rápido, y ningún cazador puede atraparlo. Para domesticar a la bestia para que pueda ser capturada, una niña virgen es colocada en su camino. El unicornio, al ver a la doncella, se acerca a ella y pone su cabeza en su regazo y se queda dormido. Los cazadores pueden capturarlo o matarlo fácilmente. Algunos relatos dicen que la joven virgen debe desnudar su pecho y permitir que el unicornio succione. Si así lo hace es capturado y es llevado al palacio del rey. También aquel día copió que  el unicornio es enemigo del elefante, al que ataca con su cuerno, perforando la barriga del mastodonte. Algunas fuentes decían que es el clavo afilado en el pie del unicornio el que lo  atraviesa. El cuerno de un unicornio es muy valorado. Se puede usar para detectar veneno y, si se sumerge en una bebida envenenada, el mismo hace que el veneno se vuelva inofensivo. El cuerno en polvo se usa como afrodisíaco. No entendía aún el significado de “afrodisíaco” pero la palabra le encantó.




Paulina leía y anotaba estos datos que la trasladaban a lugares increíbles .Volvía  a la casa humilde con piso de tierra y al releer estas anotaciones la casa le parecía un castillo medieval.
Lo que más le impactaba eran las figuras de animales míticos como la medusa con serpientes en la cabeza.
En 1957, Paulina aún no existía .Un escritor argentino de apellido Borges publicaba en México el Manual de Zoología Fantástica, 10 años después la obra era ampliada y publicada con el título de “El Libro de los Seres Imaginarios  por la editorial Kier en  Buenos Aires en 1967. Llegó a manos de la bibliotecaria como un obsequio de una excéntrica señora que viajaba a Europa y no podía llevar tantos libros en sus maletas. Cuando Paulina estaba en séptimo grado Ofelia le dijo que podría llevárselo a su casa para leerlo tranquila , que tenía unas ilustraciones muy bonitas que ella sabría copiar muy bien y que los relatos eran breves, también podría transcribirlos si quisiera.
Paulina no respiró por unos segundos,  quedó sin,  casi pensó que le podía dar una muerte súbita como esas que había leído en los libros de Higiene y Biología. Lo guardó en el portafolio de cuero y al terminar la clase, las cuadras hasta su casa se le hicieron eternas. No comentó nada. Se sacó el guardapolvo , comió unas chuletas secas ,frías que su madre había dejado en la plancha de asar. El puré también estaba frío .pero el corazón de la niña hervía. Levantó los platos, los lavó y se recostó a deleitarse con su tesoro. 
Leyó el prólogo y lo que le llamó la atención era que el autor hablaba como “nosotros” y que decía :

“Ignoramos el sentido del dragón, como ignoramos el sentido del universo, pero algo hay en su imagen que concuerda con la imaginación de los hombres, y así el dragón en distintas latitudes y edades. Un libro de esta índole es necesariamente incompleto; cada nueva edición es el núcleo de ediciones futuras, que pueden multiplicarse hasta el infinito. Invitamos al eventual lector de Colombia o del Paraguay a que nos remita los nombres, la fidedigna descripción y los hábitos más conspicuos de los monstruos locales.”

¿Por qué no había nombrado a la Argentina? Ella sabía de algunos monstruos locales y del barrio. Qué lástima pensó. Podría haberle escrito a la dirección que figuraba en la anteportada Se lo comentaría a Ofelia. Se fijó en el índice y hojeó algunas ilustraciones. 




Descansaba entre lecturas, transcribía los relatos e intentó no con mucha suerte copiar los dibujos. Bebió mate dulce con cáscara de naranja y poleo , luego se hizo un té con hojitas de mandarina como le enseñaba su abuela Teresa para calmar su ansiedad. Elina pasó a buscarla el sábado para ir al cine pero ella prefirió continuar con la curiosidad que le provocaban esos seres. Sobre todo las víboras que se mezclaban con otras criaturas. Su madre les tenía fobia, se horrorizaba si veía una soga, un cable o algo que se pareciera a una de estas bichas. Muchas veces y hasta adulta tuvo la sospecha de que las personas les tienen miedo a ciertos animales porque en cierto modo se parecen a ellos. El escritor describía a la Anfisbena  como una serpiente con dos cabezas como si una no le bastara para descargar su veneno. Refería El Tesoro de Brunetto Latini: “La anfisbena es serpiente con dos cabezas,  una en su lugar y la otra en la cola; y con las dos puede morder, y corre con ligereza, y sus ojos brillan como candelas” .

Se enteró que Anfisbena, en griego, significa “que va en dos direcciones” y que es un reptil que en  países sudamericanos  comúnmente se la conoce por doble andadora, por serpiente de dos cabezas y por madre de las hormigas. Esto es porque las hormigas la mantienen. También que, si la cortan en dos pedazos, éstos se juntan. Otra bestia que la conmocionó fue “EL BASILISCO”. La breve narración contaba que en el  transcurso del tiempo el basilisco se modificó hacia la fealdad y el horror y ahora se lo olvidó. Su nombre significa pequeño rey; para Plinio el Antiguo, el basilisco era una serpiente que en la cabeza tenía una mancha clara en forma de corona. En  la Edad Media, fue un gallo cuadrúpedo y coronado, de plumaje amarillo, con grandes alas espinosas y cola de serpiente que podía terminar en un garfio o en otra cabeza de gallo. Borges aclaraba que el  cambio de la imagen se debía a  un cambio de nombre; Chaucer, en el siglo XIV, habla del basili-cock. Paulina recordó ese  nombre:  Geoffrey Chaucer, un escritor, filósofo, y poeta inglés, autor de los Cuentos de Canterbury que ella ya había leído. Otro detalle que agregaba el escritor era que uno de los grabados que ilustran la Historia Natural de las Serpientes y Dragones de Aldrovandi le atribuye escamas en vez de plumas, y ocho patas.



Hacía alusión a  la virtud mortífera de su mirada. Los ojos de las gorgonas se petrificaban; Lucano refirió que de la sangre de una de ellas, la Medusa, nacieron todas las serpientes de Libia: el áspid, la anfisbena, el amódite, el basilisco. Y transcribía El pasaje del  libro IX de la Farsalia y que ella redactó cuidadosamente en su libro de notas.
Agregaba el poeta ciego que el basilisco vivía en el desierto; mejor dicho, creaba el desierto. A sus pies caían muertos los pájaros y se pudrían los frutos; el agua de los ríos en que se mojaba quedaba envenenada durante siglos. Su mirada rompía las piedras y quemaba el pasto. Otra vez se le apareció a Paulina unos  rostros cuyos rasgos se asemejaban a esta alimaña. 
Se aseguraba que el olor de la comadreja lo mata y que  en la Edad Media, lo hacía el canto del gallo. De este modo los viajeros experimentados se proveían de gallos para atravesar comarcas desconocidas.
Otra elemento mortífero era un espejo; al basilisco lo fulmina su propia imagen. Paulina no pudo evitar relacionarlo con el mito de Narciso
El domingo a la noche  terminó de leer toda la obra. Había podido copiar y realizar algunos trazos de dibujo.
Pero por sobre todo jamás se olvidaría de estas historias fantásticas que se parecían en muchos aspectos a la realidad del mundo de los humanos. 

Patricia Delaloye 
9 de septiembre de 2019

martes, 1 de octubre de 2019

Un pájaro creció en mi pecho

Arte :Daría Petrilli


Esta tarde un pájaro negro, oscuro 
Picoteó mi  corazón 
Con un sorpresivo salto rasgó mi blusa 
metió  su pico en la carne de mi pecho 
lo más profundo
Mientras roía  la herida 
Su lengua punzante desgarraba 
La carne a jirones
Chupaba la sangre brotada en hilitos
Los otros pájaros observaban 
Con ojos desconcertados
No agitaron sus  alas
No trinaron 
Un silencio de sepulcro invadió el salón
El pájaro con su plumaje embetunado 
Chillaba y mientras tragaba mi sangre 
Gorjeaba un sonido extraño 
Cuando extrajo su pico de la herida 
Comenzó a cerrar sus alas
Y voló rápidamente por la ventana
Y luz regresó al sitio donde estaba
Otro pájaro me creció en el pecho
Sus plumas son suaves 
Con su pico cerró la herida 
Se posa en mis manos a veces 
Me arrulla desde entonces 
Otras veces retorna a mi pecho



Patricia ,2019

jueves, 12 de septiembre de 2019

Flores de manzanilla





Flores de manzanilla


Paz había guardado aquel papel en algún sitio. Nunca se acordaba dónde dejaba las cosas. Ni siquiera las importantes, como esta. No era un papel, era un pedacito de cartón de una caja de medicamentos. Sí, ahora empezaba a hacer memoria .Cuando en el bar le dijo, te lo escribo acá y sacó la cajita , arrancó el cartón y anotó algo. Miró el reloj. Las 17 y 30 . Era jueves. Sobre la cama, el cuaderno con la novela que desde hacía dos años intentaba  escribir. El cuerpo le dolía. El estómago también .Garabateó frases estériles  toda la noche y la mañana. Sólo unos tés de arándanos y unas galletas de arroz le pasaron por la garganta luego de una siesta. Se fijó si quizás entre las hojas.

En el desorden de libretas, agendas, libros, ropa, en algún lugar estaría. Abrió el primer cajón del mueble, revolvió y nada. Abrió el segundo, levantó los paquetes de cigarros que le gustaba coleccionar y allí adentro de un , el cartoncito con la dirección, el día, la hora.

Lo dio vuelta y decía Saphris 5mg en letras blancas sobre un color púrpura. Le gustó la palabra. Como esos nombres de musas y dioses griegos. Le quedaba una hora para llegar.
Se había encontrado una tarde cualquiera con ese ser tan extraño. Fue en el bar frente a la facultad donde dictaba una sola cátedra:" Arte y Literatura". Tomaba como siempre  su té de arándanos .La camarera se acercó y le dijo que la persona sentada en la esquina de la barra preguntaba si podía venir  a hablarle. Hasta ese momento no se había fijado que hubiera un alguien .Casi nadie se sentaba allí. Asintió con la cabeza -no hay problema -le respondió. Mientras hablaba con la camarera aprovechó para escudriñar la extraña apariencia de la otra  criatura. No por la vestimenta ni por el cabello o algo de su  aspecto físico. Sino por el modo en que su cuerpo se posicionaba sobre la banqueta. Las rodillas muy juntas hasta los pies que calzaban unas zapatillas negras abotinadas. La espalda un poco encorvada sostenía al parecer un cuaderno o libro. No  la veía bien desde donde estaba. 

La persona bajó de la banqueta y pasó por entre varias mesas vacías, como midiendo sus pasos. Apretaba el cuaderno o libro sobre su pecho. Se acercó.  Sentáte ,le dijo Paz. Y se sentó. Dejó la bolsa en otra silla .Ahora con la luz que entraba por la ventana pudo apreciar su rostro. La piel muy blanca. De una blancura transparente .Como esos pétalos de los lirios. Los ojos verdes musgo, hundidos entre unas ojeras violáceas. Las pestañas y cejas tupidas de un castaño oscuro. El pelo corto, le recordó a esa poeta de apellido polaco enamorada  de Juan Ramón Jiménez. Había visto sus fotografías, las esculturas de Adán y Eva. Se había suicidado a los 21 años por amor al escritor. Una tragedia literaria.

-Estuve observando la clase -le dijo con voz ronca y bajita. También escuché atentamente toda la conferencia. Esto  detuvo  los pensamientos de Paz.
-"Anoté en mi cuaderno algunas ideas pero me gustaría saber más. Sobre todo lo referido a la violencia en el arte y en las representaciones a través de la iconografía religiosa. Las pinturas que reprodujeron los secuestros y violaciones de diosas, mujeres y otros seres de la mitología griega, hebrea o romana. Estudio arte y pinto. Me enteré de su clase anoche. Me pasó un compañero el mensaje. Por eso  esperé acá, sé que viene a beber su té los jueves. Me interesa mucho el tema pero no tengo plata para comprar libros ni fotocopias. Así que me atrevo  a preguntarle si puede prestarme algún apunte, libros, algo, cualquier cosa me sirve. Se lo devuelvo ni bien los lea, los copie y transcriba lo que necesito .Sé que usted no me conoce pero tiene que confiar en mi." 

Paz interrumpió con la frase: 
-"Está bien, no tenés que explicarme nada" pero tenemos que acordar si vas a buscarlos o te los alcanzo. Decime vos.- ¿Cómo te llamás? –
-Tanek, me llamo Tanek, me pusieron  ese nombre solamente, es de origen ucraniano. No conozco a mi padre.-dijo bajando la mirada.
Paz sorbió su té para disimular la intriga  
-"Vivimos en la aldea Santa Lucía. Estudio arte en la Universidad Popular. Y  hago retratos en la estación, ahí puedo vender mejor. Como viaja mucha gente hacia varios pueblos y tienen que esperar a veces me piden retratos o cuadros del paisaje. El jefe  es muy bueno. Me deja guardar mis pinturas, pinceles y láminas en la oficina .Como el tren para Santa Lucía sale a las 19 y 30 , luego de la universidad que termina a las 17, camino hasta la estación y ahí me quedo dibujando, pintando, haciendo retrato.-¿Usted también pinta?"
-No, no pinto -dijo Paz y llamó a la camarera. ¿Qué querés tomar?
 -Lo que usted pida.
-¿Te gusta el té de arándano? 
-No sé, nunca probé.
-Traé dos tés y unas vainillas -,le pidió a la chica del bar. 
-Escribo o intento escribir una novela (rápidamente pensó para sí que en dos años sólo había escrito un poco más de diez hojas con frases tachadas y palabras reemplazadas hasta cinco veces) - .Ah y no me trates de usted, por favor.
-Bueno.
-¿Y por qué te interesó tanto el tema de la clase de hoy?

Mientras esperaba su respuesta veía cómo su mano, los dedos largos, nerviosos,  las uñas cortas y por debajo  restos  de negrura llevaba la taza de té a la boca con un ligero temblor.
-Siempre me atrajo saber por qué en las imágenes religiosas, hay varias en la parroquia de la aldea, también en la biblioteca, aparecen pinturas  de mujeres que sufrieron martirios. Como el de Apolonia, la desdentada  o como la de Siquem que rapta a Dina, la hija de Jacob. Mi abuela que era maestra trajo de Ucrania dos grandes tomos de Historia Universal y allí también tengo señalados los cuadros que han pintado sobre raptos, secuestros, violaciones. 

Por ejemplo el rapto de las sabinas, el de Perséfone, el de Deyanira, el de Europa. Ella, en la infancia me contaba que eran mitos, que no habían ocurrido en verdad. También en esos libros están las pinturas de las violaciones a Lucrecia, el acoso de los viejos a Susana, las mujeres de Los caprichos de Goya y varias más.
 A Paz le impresionaba la pasión de Tanek ,sus conocimientos  y los detalles familiares 
-Y el material bibliográfico que mencionaste hoy me agradaría leerlo y tenerlo para ahondar más en el tema. Mi tren ya está por salir  y tengo que caminar 15 cuadras hasta la estación .Entonces -¿me los podés prestar? 
A Paz le intrigaba saber más, conocer a su madre, a su abuela, esos libros .Entonces se apuró a decirle: 
-Te los alcanzo a la estación. -¿Cuándo volvés a viajar?  -Además me gustaría verte trabajar, como pintás. 

Antes que le preguntase más, Tanek con rapidez sacó algo de la bolsa y en el cartoncito que ahora tenía en sus manos escribió: jueves, 18 y 30, Estación San Gregorio, calle Los naranjos, 1136.
-Bueno, te espero y gracias. El té me gustó mucho.
Tanek  salió con su mochila al hombro, arreglándose el flequillo que le cubría los  ojos enormes

Hacía mucho tiempo que Paz no iba a una  estación de trenes. Muchísimos años .Nunca desde que dejó de ir a San Marcos, ese pueblo que se extinguió entre los montes cuando privatizaron los trenes. Si hasta creía que no existían más. No se enteró  que había vuelto a marchar esta línea. Es cierto que ya no leía los diarios ni miraba los noticieros. Se había resignado a subsistir con la jubilación, la cátedra y enfocarse en escribir la novela. 
Con el cartoncito en la mano Paz se dirigió a la estación.Era una tardecita de otoño así que iría caminando. Se peinó, buscó los libros y las fotocopias que había mandado hacer a la mañana, los puso en el portafolio de cuero. Se colocó los lentes oscuros de sol y salió exultante Se sentía feliz porque ese día era especial. Vería a Tanek otra vez, deseaba ver como pintaba. Sentía deseos.

Faltaban tres cuadras para Los naranjos, esa parte más antigua de la ciudad  era perturbadora, como ingresar en otro tiempo. Y experimentaba una sensación intensa que no podía definir.
Caminó con pasos lentos el empedrado gris lustroso hacia la entrada principal. Observó bastante gente con sus maletas de viaje. Algunos perros  y un par de ancianos dormían en  bancos de madera antiguos. Se paró en la galería y miró hacia la izquierda, varios hombres, unos fumaban, algunas familias con sus hijos. Unas mujeres con canastos conversaban .Giró hacia la derecha y al final de la galería, vio a Tanek. Estaba sobre el piso, con las piernas entrecruzadas y con una lámina en la que retrataba a carbonilla en ese momento a una chiquilina de pelo colorado, lacio y con pecas.

Alrededor, una valija pequeña con pomos de pintura y pinceles. Estaba de espaldas. Así que pudo ubicarse detrás antes que se diera cuenta que había llegado. Así podía observar la escena en silencio. Con  movimientos ágiles, seguros ,Tanek tomaba una carbonilla gruesa, otra más fina , con los dedos esfumaba, suavizaba, remarcaba líneas y, dibujaba trazos perfectos. El retrato era un espejo de  la niña en un claroscuro impecable. Hasta puso rigurosa dedicación en las pecas.
-Listo . ¿Te gusta?- Le preguntó a la pecosa. 
-Sí , me encanta. 
No pudo ver bien cuánto le pagó su madre. Seguro habían arreglado antes  el precio .Tánek  metió el dinero en un bolsillo de la campera y al levantarse se encontró con Paz . 
-¡Ah! qué bueno que viniste. ¡Te acordaste!
Paz le entregó el paquete con  libros y fotocopias .Los ojos de Tánek se hicieron más grandes y brillaron como cuando hablaba de los cuadros  de las violaciones.
Paz quería decirle muchas cosas, preguntarle, pero no le salían las palabras. Tánek acomodaba todo muy prolijamente justo cuando se acercaba inminente el tren con ese chillido típico que anunciaba la próxima partida. Santa Lucía, gritó el guarda .Se miraron y Tánek con firme decisión le dijo:- ¿venís conmigo? Dale ¡Vamos!
Paz sintió algo ajeno a su carácter racional, de poco dejarse llevar por las emociones o los impulsos. Tánek tenía como una fuerza que contagiaba. No le dio tiempo a decir sí o no.
Y así quedaron frente a frente viajando hacia Santa Lucía.

Con un trapo Tánek se limpia las manos. Y le dice en un tono casi imperativo:
- Te voy a retratar.
Paz parece no escuchar los  ruidos que hace el vagón sobre los rieles centenarios.Su mirada recorre minuciosamente todo el rostro de Tánek.
Tánek hace lo mismo. Y comienza a hacer los primeros trazos .Y otra vez el mismo ritual, una carbonilla marca suavemente bordes y contornos.  luego  reafirma el esbozo. Otra que se quiebra, las manos que se mueven como alas. Las yemas de los dedos difuminan, sombrean, aclaran .Unas líneas más finas, otras más gruesas. Por la ventanilla ve pasar como en una película árboles, vacas, una laguna, garzas, casas de lata, de colores chillones, un santuario con cintas  rojas.
Una antigua casona con un gran portón de hierro. El sol está escondiéndose. 
-Ya está –escuchó. Tánek da vuelta la lámina y le muestra a Paz su retrato. 
-Justo. Mirá, ya llegamos. 
Paz  vez ve como el guarda avisa que llegan a Santa Lucía. Cree haber quedado con sordera. No ha escuchado ningún silbido. Tampoco los ruidos de las puertas que se abren. Todo está en silencio. Sólo oye la voz de Tánek que le hace la invitación a bajar , a visitar su casa 
-Tendremos que ir por atrás de la estación, es cerca, seguíme-
 Recorren un camino aplastado de pastos secos. Es muy angosto y ya ha oscurecido. Tánek va adelante con sus bártulos y Paz por detrás .Llegan a una rústica casa de principios del siglo XIX , de dos pisos , de estilo inglés. Un farol ilumina tenue la entrada.
Cuando ingresan  no hay nadie .Paz le pregunta por su madre y abuela. 
Mi madre está acá sentada  en el sillón. Al lado de la estufa, no habla mucho, es callada , reservada como todos los inmigrantes. Tampoco habla muy bien el castellano. 
Paz no distingue  a nadie .No hay ninguna madre allí. 
-¿Y tu abuela? –le pregunta
-A esta hora está en misa llega para eso de la cena. Sentáte .Voy hacer té-le responde Tánek
Pone una caldera a calentar en la antigua cocina. Y trae dos tazas de porcelana blanca con paisajes de casitas  en azul.
-No tengo de arándanos y se sonríe por primera vez.
Paz tiene una sensación rara, una extraña impresión de estar viviendo un episodio novelesco, algo temerario se respira en esa casona. Pero cuando Tánek habla, lo hace con tranquilidad pasmosa.
-Voy hacer té de manzanilla. Para mi madre,  té negro. No le gusta la manzanilla.Compré unas vainillas como te gustan. 
Y las puso en la mesa. Y siguió hablándole.
-Un hombre siempre le traía muchas flores de manzanilla. Ramos inmensos que ella colgaba  del techo de la cocina. Siempre estaba todo con aroma a esas flores.Pero una vez,- me contó mi abuela- que el hombre de las manzanillas vino borracho y mi madre no lo quiso atender. No le quería abrir en esas condiciones. Tenía razón ¿no? Entonces él empujó la puerta y entró. A mi abuela la encerró en el dormitorio de arriba y le puso una tranca de madera, esta que está acá -.Y señaló algo donde no había nada más que un vacío. Y agregó:  
-La abuela escuchó que el hombre le dijo a mi madre que  le iban a costar muy caro ese día las flores.
Tanek servía el té y seguía contando .
-Dice la abuela que mi madre le gritaba suplicándole por qué le hacía eso , que nunca le cobraba, que él siempre se las regalaba. Hasta que no se oyó ningún ruido. Sólo un golpe seco y nada más. 
Tánek bebía y se acercaba la taza a los labios, entrecerraba los ojos y bebía pequeños sorbos.
-Cuando mi abuela pudo destrabar la puerta y bajó, encontró a mi madre con un ramo de flores de manzanilla en las manos .También tenía una corona de flores amarillas en el pelo .Y toda la habitación olía a esas flores. Mi madre estuvo  enferma  muchos meses después de eso. Hasta que nací yo. Y después también. Pero luego se curó. Eso sí, no habla mucho .La abuela dice que a mi madre no le gusta ese té por eso que sucedió aquel día .Al hombre no lo vieron nunca más. La abuela  me contó todo esto cuando yo era más grande. A mí sí me gusta .No sé, es como que tengo deseos de beber manzanilla siempre. Y mi madre está viejita, ya no se da cuenta de las cosas. Por eso casi ni habla ni te ve.

-¿Te gustó el té? ¿Y las vainillas? -no comiste ninguna. En 15 minutos vuelve a pasar otro tren para la ciudad. Gracias por los apuntes y libros. Voy a escribir un ensayo con este tema. Lleváte el retrato. Esperá que lo firmo .Y con una carbonilla escribió Tánek con una T grande  en imprenta que iba por encima de las otras letras.
Paz no sabía qué decir. Tomó el retrato y el portafolio. Ahora sí empezó a sentir  sonidos, de a poco, se oía el retumbar del tren sobre los rieles acercándose.
-Te acompaño hasta la estación. –Abrió la puerta en el momento que llegaba una anciana de grandes ojos verdes y luminosos .Se saludaron con un apretón de manos. Salieron. Otra vez Tánek  adelante, Paz detrás. Por el camino de pastos secos. Aplastados.
Llegaron junto con el tren. Antes de subir Tánek le dio un abrazo fuerte y le dijo al oído con esa voz ronca y raramente dulce:
-Gracias, ni bien  lea los libros, te los devuelvo, lo mismo que las copias
-No, quedáte con todo, te los regalo-le contestó Paz.
Subió, se sentó y puso la mano contra la mano de Tánek  a través del vidrio de la ventanilla. 
El silbido sonó y se separaron. 
El tren comenzó a marchar .
Cerró los ojos, aún le quedaba el  gusto a té de manzanilla en la boca.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

La bombilla perdida



La bombilla perdida

Es insospechable lo que puede originar en una casa cuando algo  se extravía.Algunas personas ante la pérdida de un objeto entran en un estado de enajenación extrema, confunden la noción del tiempo, sólo existe uno, el presente constante, permanente, el de la pesquisa desesperada por hallar lo perdido.
Comienza una frenética y obsesiva exploración  en lugares insólitos Revuelven la basura sin importar meter las manos entre cáscaras de huevos, banana, yerba, restos de comida. Los cajones de los muebles son abiertos en un desenfrenado hurgueteo entre utensilios de cocina, manteles, servilletas. Los cubiertos, se sacan y tiran al piso, en un total desorden. Se revisan estantes, heladera, roperos, debajo del colchón, se vacían cajas, bolsas de medicamentos, de zapatos, con la igual minuciosidad de observación.
Paulina usaba tanto para el mate dulce como amargo su bombilla de alpaca. Martín tomaba mate amargo con agua casi hirviendo y lo hacía en uno redondo, tipo artesanal con una bombilla también de alpaca, más gruesa, lisa, sin ningún ornamento. Fue obsequio de un compatriota oriental que realizaba mates artesanales aunque las bombillas eran compradas a otros artesanos para beber la bebida tradicional de uruguayos, argentinos, brasileños y otros países sudamericanos. Se la regaló un día que lo visitó en ocasión de una feria de artesanías. A Paulina se la regaló Martín para un cumpleaños ya que tomaban mate con el agua a temperatura diferente y era la mejor manera de dirimir esta cuestión.
La historia de la bombilla escondida arrancó un domingo a la mañana.
Antes de ir a realizar el programa radial, Martín le dijo a  Paulina : "ahí te dejo el mate, está casi nuevo, seguílo" .Ella pensó que estaría bueno, él no tomaba más de cinco o seis y la yerba quedaba casi nueva. Cambió la bombilla por la suya,  la de Martín se tapaba, además en la de ella , el agua salía suave, con sorbos de otro gusto , la usaba tanto para amargo como dulce .Sacó la bombilla de él y la dejó en la mesada .
Luego vinieron preparativos para el almuerzo, Paulina hizo fuego, le fascinaba preparar esa torre de maderas con cajones de verduras, papel de diarios y encima colocar los leños .Vertía un chorro de aceite usado, la encendía e iniciaba esa ceremonia ancestral en la que rápidamente el fuego comenzaba a crepitar la fogata. Extasiada la miraba y se imaginaba con tribus de mujeres bailando alrededor, elevando cantos a las ancestras. La máscara del dios fuego observaba detrás de la hoguera con ojos penetrantes.
Cada tanto bebía un mate y se sentía reconfortada ante el calor de las brasas que ya se iban formando. El limonero resplandecía de frutos y azahares a punto de explotar.
Martín llegó con el asado y empezó el ritual. Paulina siguió el mate en la cocina picando ajo y  preparando las ensaladas. Esa de naranjas y cebollas que había hecho la Turca el jueves en la cena en lo de Luana se juró que la repetiría .Ahí estaba cortando gajos  jugosos anaranjados y finas rodajas blancas y transparentes. En otros cuencos, apio, manzana verde y queso;  bastante zanahoria rallada y una lechuga arrepollada completarían el menú del domingo.
Al rato llegó María Rita con un vino malbec , pasó para el quincho  y se puso a conversar con Martín. Paulina limpió la mesada ,tuvo cuidado de dejar la bombilla bien a la vista sobre la ventana de la cocina .
El almuerzo fue magnífico. La carne tierna, jugosa, crocante; hubo conversaciones sobre Borges, Onetti y, algo de política. Valeria  se hamacaba entre los lazos de amor  , los helechos espumosos y el asta de ciervo .
Después vinieron unos tés de vainilla y canela, algunas fotos y despedida hasta otro pantagruélico convite.
Paulina se acostó a ver una película y se durmió plácidamente.  A la mañana siguiente comenzó el descontrol. Un desquiciado Martín preguntó –“¿Y mi bombilla?” Paulina le contestó entre dormida  . “Ahí , en la mesada”
Se ocultó la cara con el cobertor de modo de no ver nada  , pero con los oídos aunque se los tapara podía escuchar el golpe de cajones al abrir y cerrar, el ruido infernal de esas bolsas  que dan en las tiendas de ropa , la frutera fue dada vuelta , las manzanas y hasta el limón deforme salieron rodando por el piso. La ropa secada al sol  sobre la silla ,sábanas , toallas y prendas quedaron desparramadas. Paulina en un instante atinó a buscarla esquivando los elementos desperdigados mientras Martín se había ido a encontrar la célebre bombilla al dormitorio. ¿Quizás pensó en un momento que  Paulina la habría guardado en el placard? Se volvió a la cama improvisada en el comedor y se cubrió nuevamente la cara. De a poco los estrepitosos ruidos fueron desvaneciéndose. Fisgoneó entre la sábana y la almohada que Martín tomaba mate y carraspeaba.  Se puso a pensar en lo que haría esa mañana. Cuando quiso acordar , un tintineo de llaves y el olor al perfume nuevo de Martín le dio la clave de que pronto se marcharía a trabajar. Escuchó el cerrojo y el motor del auto.
Ahora sí se levantó. Miró el mate sobre la mesa con su  bombilla  , lo probó , sintió que estaba casi nuevo no obstante le cambió un poco la yerba . Era un día radiante de sol espléndido. Leyó algunas noticias de cultura , se fijó si tenía alguna amistad nueva en el facebook y las notificaciones. Miró el reloj , las 12. Ya era tiempo de preparar algo para comer. Valeria le envió un mensaje que se quedaría en lo de Agos. Puso a calentar la carne que había sobrado en la olla y con puré , tomates y  brócoli armaba la mesa. Oyó el auto estacionar. El ruido de llaves y la puerta que se abrió. El perfume nuevo de Martín invadió toda la casa. “¿Encontraste la bombilla? fue lo primero que le preguntó. No- contestó Paulina  , tampoco la busqué" "¡Qué desgracia!" comentó él y otra vez recomenzó la búsqueda de la bombilla perdida .Paulina no pudo evitar pensar en Proust  y en el tiempo que se pierde buscando cosas perdidas. “Calenté la carne,  hay puré y ensaladas” Él ni la oyó  . Otra vez se fijaba en el escurridor de la vajilla , levantaba la frutera, abría por quinta vez el cajón donde se guardan servilletas ,manteles y cositas como el cosito de la pizza. Fue hasta el quincho , revisó cada rincón de los muebles , dentro del canasto de la ropa , abrió el horno de la cocina que usaban para freir . Paulina desistió de sentarse a comer. “Mejor me pongo a leer el cuento que tengo para corregir debajo del limonero “  Esa fragancia dulzona y ácida le hacía bien . A eso de las 16, llegó Valeria. De la mochila sacó un pocillo turquesa y una bombilla .La bombilla perdida. Y con ese tono entre enojado e irritado le dijo -"Me llevé la bombilla ayer a la costanera para tomar mate de té con limón. ¡Tanto escándalo por una bombilla , ni que fuera de oro. Me dijo que le salió 4.000 pesos” !“Jaja, a mí me dijo que 1500 ",  le respondió Paulina

Martín se levantó de la siesta y nada .No dijo nada Ni una disculpa , ni “bueno ,viste que Valeria se llevó la bombilla” .Paulina tampoco comentó el hecho .Hace tiempo que ya no preguntaba ni respondía ante estas situaciones de objetos perdidos.
Eso sí, al otro día cuando en el almuerzo salió el tema vaya a saber por qué motivo se trenzaron en una discusión acalorada “Que me tenés que avisar cuando me sacás algo” “Que estabas durmiendo”. “Que semejante escándalo por una bombilla” “Que te explico que me salió 1500” (ante Paulina igualó el valor)  “que fue un regalo, que yo me levanto y no encuentro la bombilla” Valeria: “ que te pasa, estás neurótico?  ¿ qué tanto lío por una bombilla? " Hasta que Paulina dijo :¡Basta! No quiero escuchar más hablar de esta bombilla ni de ningún objeto perdido en esta casa. Ni escucharlos discutir. Valeria reaccionó con su actuación favorita :“Me tienen harta”  "¿Por qué no me abortaste? le dijo a Paulina . Son dos psiquiátricos. Y una serie de frases que Paulina sabía de memoria.
Terminó de preparar el bolso para el regreso a su otra casa en la ciudad de costas arenosas y río dulce. 
Llamó el taxi , cargó sus maletas y llegó a la terminal .Se subió al ómnibus y cerró los ojos .Durmió profundamente. Una chica la tocó en el hombro, “Señora, ¿ usted baja aquí?, porque ya llegamos.

Paulina y los seres imaginarios



Paulina y los seres imaginarios



"Cada criatura del mundo
es como un libro y una imagen
para nosotros, y un espejo".

Alan de Lille 
(teólogo y poeta francés del siglo XII)



Estas palabras evocan una creencia generalizada de la Edad Media: que cada piedra, planta y animal, por humilde que sea, desempeñaba un papel en el gran diseño de la creación de Dios. Los humanos podían leer la naturaleza, como un libro, para revelar e interpretar la verdad espiritual.
Paulina sintió  una  fascinación por la mitología y los seres fantásticos desde  niña. Solía ir a leer a la biblioteca de la escuela primaria en los recreos y a la tarde como socia. Sentada en el piso de parquet encerado, luego de haberle solicitado a la bibliotecaria libros sobre esas temáticas, sólo el timbre del recreo la sobresaltaba con la cabeza sumergida entre las ilustraciones, grabados y reseñas de antiguas cosmogonías .
Al principio la maestra le sugirió que leyera las Fábulas de Esopo y La Fontaine .Así lo hizo .Las que más retenía en la memoria eran aquellas en que los animales se devoraban unos a otros o eran muertos, desollados o sacrificados.  
La del lobo con piel de oveja, El águila y la zorra  , El cazador que es mordido y muerto por una áspid.
Otro día se pasó releyendo la fábula del águila y el búho, imaginaba como en el descuido del alado animal, el otro se engullía a todas las crías de la soberbia ave quien le había advertido que sus cachorros eran tan bellos y preciosos que los reconocería. Sin embargo el hambriento lechuzón  sólo vio unos animalejos monstruosos, repugnantes, de aire hosco y voz chillona. Y los devoró con fruición. Entendía las moralejas pero más se deleitaba con los relatos cruentos y sangrientos.
A medida que iba saciando su sed de truculencia y crueldad empezó a fijarse ella misma en los estantes donde se ubicaban los libros de mitología griega, romana y orientales.
Un inmigrante había donado una enciclopedia ilustrada en la que Paulina podía distinguir entre las letras góticas medievales del título las palabras  “Bestiario Latino Medieval”
Para investigar el grueso libro, encuadernado con cuero envejecido, agrietado, con olor a la piel de los embutidos de la carnicería, Paulina debía ir a la biblioteca  a la hora exacta en que abría a los socios y se quedaba hasta el cierre.

No entendía las frases ni los relatos en latín pero quedaba subyugada por las ilustraciones de monstruosos animales .Luego cuando cursó el bachillerato pudo profundizar de qué trataban esas narraciones.
Por primera vez supo de la mantícora, una criatura con alas parecidas a murciélagos, la cara y la barba de un hombre, un cuerpo rojo y del tamaño de un león, ojos azules y tres hileras de dientes. Se decía que venía de la India y tenía una voz horrible: un cruce entre una flauta y una trompeta. Tenía cola de escorpión con aguijones en cada lado, que picaba tan rápido con esta arma que cualquiera que se acercara se enfrentaría a una muerte segura. Una opción para quienes se toparan con la mantícora era atacar desde la distancia, pero con cuidado, ya que la misma también podía utilizar su cola como arco y flecha. Rápida como un ciervo, la criatura era cruel y ansiaba carne humana. El ejemplar tenía a modo de glosa breves reseñas prendidas con alfileres herrumbrados que el hombre había traducido. Así Paulina comprendía mejor el retrato de estos animalejos .No pudo evitar pensar en la maestra de 5º grado cuando leyó sobre la mantícora. 


Mantícora 

El unicornio también le llamó la atención, estaba bellamente ilustrado con colores brillantes en azul, rojo  y dorado.  Le pareció el más hermoso entre tantos monstruos. Un animal pequeño, blanco y delicado  con un cuerno en el centro de la frente. Paulina  solicitó un diccionario ilustrado  en castellano para poder interpretar mejor la historia de estos ser fabuloso. Leyó que el unicornio se describía de diversas maneras, como un chivo pequeño, un asno o un caballo. 

El único cuerno en medio de la cabeza se representa como recto y largo, y a menudo con un surco en espiral que lo recorre. Es feroz, fuerte y rápido, y ningún cazador puede atraparlo. Para domesticar a la bestia para que pueda ser capturada, una niña virgen es colocada en su camino. El unicornio, al ver a la doncella, se acerca a ella y pone su cabeza en su regazo y se queda dormido. Los cazadores pueden capturarlo o matarlo fácilmente. Algunos relatos dicen que la joven virgen debe desnudar su pecho y permitir que el unicornio succione. Si así lo hace es capturado y es llevado al palacio del rey. También aquel día copió que  el unicornio es enemigo del elefante, al que ataca con su cuerno, perforando la barriga del mastodonte. Algunas fuentes decían que es el clavo afilado en el pie del unicornio el que lo  atraviesa. El cuerno de un unicornio es muy valorado. Se puede usar para detectar veneno y, si se sumerge en una bebida envenenada, el mismo hace que el veneno se vuelva inofensivo. El cuerno en polvo se usa como afrodisíaco. No entendía aún el significado de “afrodisíaco” pero la palabra le encantó.



Bernardino Luini-Milanés, c. 1480 - 1532-Procris y el unicornio

C. 1520/1522
Paulina leía y anotaba estos datos que la trasladaban a lugares increíbles .Volvía  a la casa humilde con piso de tierra y al releer estas anotaciones la casa le parecía un castillo medieval.
Lo que más le impactaba eran las figuras de animales míticos como la medusa con serpientes en la cabeza.
En 1957, Paulina aún no existía .Un escritor argentino de apellido Borges publicaba en México el Manual de Zoología Fantástica, 10 años después la obra era ampliada y publicada con el título de “El Libro de los Seres Imaginarios" por la editorial Kier en  Buenos Aires en 1967. Llegó a manos de la bibliotecaria como un obsequio de una excéntrica señora que viajaba a Europa y no podía llevar tantos libros en sus maletas. Cuando Paulina estaba en séptimo grado Ofelia le dijo que podría llevárselo a su casa para leerlo tranquila , que tenía unas ilustraciones muy bonitas que ella sabría copiar muy bien y que los relatos eran breves, también podría transcribirlos si quisiera.



Paulina no respiró por unos segundos,  quedó sin aliento , casi pensó que le podía dar una muerte súbita como esas que había leído en los libros de Higiene y Biología. Lo guardó en el portafolio de cuero y al terminar la clase, las cuadras hasta su casa se le hicieron eternas. No comentó nada. Se sacó el guardapolvo, comió unas chuletas secas , frías que su madre había dejado en la plancha de asar. El puré también estaba frío pero el corazón de la niña hervía. Levantó los platos, los lavó y se recostó a deleitarse con su tesoro. 
Leyó el prólogo y lo que le llamó la atención era que el autor hablaba como “nosotros” y que decía :
“Ignoramos el sentido del dragón, como ignoramos el sentido del universo, pero algo hay en su imagen que concuerda con la imaginación de los hombres, y así el dragón en distintas latitudes y edades. Un libro de esta índole es necesariamente incompleto; cada nueva edición es el núcleo de ediciones futuras, que pueden multiplicarse hasta el infinito. Invitamos al eventual lector de Colombia o del Paraguay a que nos remita los nombres, la fidedigna descripción y los hábitos más conspicuos de los monstruos locales.”
¿Por qué no había nombrado a la Argentina? Ella sabía de algunos monstruos locales y del barrio. Qué lástima pensó. Podría haberle escrito a la dirección que figuraba en la anteportada Se lo comentaría a Ofelia. Se fijó en el índice y hojeó algunas ilustraciones. 
Descansaba entre lecturas, transcribía los relatos e intentó no con mucha suerte copiar los dibujos. Alternó mate dulce con cáscara de naranja y poleo , luego se hizo un té con hojitas de mandarina como le enseñaba su abuela Teresa para calmar su ansiedad. Elina pasó a buscarla el sábado para ir al cine pero ella prefirió continuar con la curiosidad que le provocaban esos seres. Sobre todo las víboras que se mezclaban con otras criaturas. Su madre les tenía fobia, se horrorizaba si veía una soga , un cable o algo que se pareciera a una de estas bichas. Muchas veces y hasta adulta tuvo la sospecha de que las personas les tienen miedo a ciertos animales porque en cierto modo se parecen a ellos. El escritor describía a la Anfisbena  como una serpiente con dos cabezas como si una no le bastara para descargar su veneno. Refería El Tesoro de Brunetto Latini: “La anfisbena es serpiente con dos cabezas,  una en su lugar y la otra en la cola; y con las dos puede morder, y corre con ligereza, y sus ojos brillan como candelas” .Se enteró que Anfisbena, en griego, significa “que va en dos direcciones” y que es un reptil que en  países sudamericanos  comúnmente se la conoce por doble andadora, por serpiente de dos cabezas y por madre de las hormigas. Esto es porque las hormigas la mantienen. También que, si la cortan en dos pedazos, éstos se juntan. Otra bestia que la conmocionó fue “EL BASILISCO”. La breve narración contaba que en el  transcurso del tiempo el basilisco se modificó hacia la fealdad y el horror y ahora se lo olvidó. Su nombre significa pequeño rey; para Plinio el Antiguo, el basilisco era una serpiente que en la cabeza tenía una mancha clara en forma de corona. En  la Edad Media, fue un gallo cuadrúpedo y coronado, de plumaje amarillo, con grandes alas espinosas y cola de serpiente que podía terminar en un garfio o en otra cabeza de gallo. Borges aclaraba que el  cambio de la imagen se debía a  un cambio de nombre; Chaucer, en el siglo XIV, habla del basili-cock. Paulina recordó ese  nombre:  Geoffrey Chaucer, un escritor, filósofo, y poeta inglés, autor de los Cuentos de Canterbury que ella ya había leído. Otro detalle que agregaba el escritor era que uno de los grabados que ilustran la Historia Natural de las Serpientes y Dragones de Aldrovandi le atribuye escamas en vez de plumas, y ocho patas.
Hacía alusión a  la virtud mortífera de su mirada. Los ojos de las gorgonas se petrificaban; Lucano refirió que de la sangre de una de ellas, la Medusa, nacieron todas las serpientes de Libia: el áspid, la anfisbena, el amódite, el basilisco. Y transcribía El pasaje del  libro IX de la Farsalia y que ella redactó cuidadosamente en su libro de notas.
Agregaba el poeta ciego que el basilisco vivía en el desierto; mejor dicho, creaba el desierto. A sus pies caían muertos los pájaros y se pudrían los frutos; el agua de los ríos en que se mojaba quedaba envenenada durante siglos. Su mirada rompía las piedras y quemaba el pasto. Otra vez se le apareció a Paulina unos  rostros cuyos rasgos se asemejaban a esta alimaña. 
Se aseguraba que el olor de la comadreja lo mata y que  en la Edad Media, lo hacía el canto del gallo. De este modo los viajeros experimentados se proveían de gallos para atravesar comarcas desconocidas.
Otra elemento mortífero era un espejo; al basilisco lo fulmina su propia imagen. Paulina no pudo evitar relacionarlo con el mito de Narciso y con su amiga que se miraba en el el espejo más de 50 veces al día.
Grabado con una comadreja luchando con un basilisco, en forma de gallo con cola de reptil, del siglo XVII.
Václav Hollar 


El domingo a la noche  terminó de leer toda la obra. Había podido copiar y realizar algunos trazos de dibujo.
Pero por sobre todo jamás se olvidaría de estas historias fantásticas que se parecían en muchos aspectos a la realidad del mundo de los humanos. 


Patricia Delaloye 
9 de septiembre de 2019


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